La disolución del ser

En una disolución se mezclan dos o más elementos en proporciones variables, como por ejemplo un sólido en un líquido. Sin embargo en ese proceso no hay una desaparición de los elementos, simplemente se trata de un cambio de estado, una transformación que permite que todo siga existiendo en esencia.

Utilizando ese pretexto como fórmula de inspiración nuestra concepción de por ejemplo la muerte no debería causarnos temor alguno y podríamos percibirla claramente como aquello que verdaderamente es: un cambio más de la vida y una transición hacia la Unidad del Universo.

Por otra parte las emociones perturbadoras desaparecen mediante la disolución del ego, que es aquello que nos separa del resto, nos atormenta y nos impide ser plenamente felices. Aunque su desaparición nunca llega a producirse por completo, podemos aprender a diluirlo, a pasarlo por alto y a soltar nuestros prejuicios en una progresión de emociones de las más densas hacia las más ligeras.

Mediante paisajes en los que el agua líquida está siempre presente y cuyo movimiento parece disolver todo aquello que rodea, trato de generar una reflexión sobre los límites de la vida y de la muerte, así como de disipar el ego de nuestras vidas para fundirnos con el Todo.