Introspecciones

“Oscuridad de oscuridades;

He aquí la puerta a toda comprensión” – Tao Te Ching

Nuestra percepción se encuentra sesgada por los sentidos y por lo tanto recibimos una información parcial de aquello que nos rodea. Y a pesar de ser conscientes de que la realidad no es literalmente aquello que creemos ver, dejamos que las interpretaciones especulativas que hacemos de ella nos influyan en la mayor parte de nuestras decisiones cotidianas.

De esa manera vivimos de fuera hacia dentro, tratando en vano de gestionar lo externo a nosotros, una tarea interminable y agotadora en la que somos incapaces de tomar las riendas de nuestra vida. En ese contexto afloran emociones perturbadoras como el temor al futuro, a la muerte o a lo desconocido.

Sin embargo, si tratáramos de mirar en nuestro interior y vivir de dentro hacia fuera probablemente seríamos capaces comprender que muchas de las cosas que desconocemos, aquellas respuestas que estamos buscando reposan dormidas, aún por descubrir en nuestro interior.

Cuando abrimos la ventana de una habitación oscura, es la luz la que se expande, no la oscuridad. Así pues la oscuridad como tal no existe, simplemente se trata de ausencia de luz.

De la misma manera, el temor en realidad no existe, solamente existe ausencia de amor.

Nada hay que temer en la oscuridad.

Mediante una serie de imágenes tomadas a contraluz, en las que predomina la oscuridad y solamente se perciben perfiles o partes de un conjunto mayor, se propone una reflexión sobre el temor y los prejuicios acerca de aquello que desconocemos.

Se llegaría así a la conclusión de que deberíamos evitar emitir juicios hacia los demás y hacia todo aquello que ignoramos o no conocemos en todo su contexto.