A functional life

Desde del siglo XVII poco han evolucionado los esquemas de funcionamiento en los que se organiza la sociedad, especialmente la occidental, donde el eje central en el que basa su desarrollo sigue siendo un patrón de una clara supremacía de corte racionalista y una generalizada promoción del pensamiento cartesiano.
Ante la evidencia de que la razón es una virtud humana mediante la cual se han alcanzado grandes progresos, tanto en el conocimiento científico como en el tecnológico por citar dos ejemplos, otras cualidades humanas como la inteligencia emocional, la creatividad o la espiritualidad, entre otros, han sido sistemáticamente subordinadas a una estricta lógica racionalista.
Sin embargo esa predominancia no está evitando en la actualidad algunos de los mayores problemas de la humanidad como son por ejemplo el calentamiento global, el deshielo y en definitiva la progresiva destrucción del planeta. La paradoja se produce cuando en un nivel racional el ser humano sabe cuál va a ser la causa de su destrucción y sin embargo también cual sería el remedio para evitarla. A pesar de ello es incapaz de llevar a la práctica una solución global y coordinarla de manera colectiva.
Probablemente una multilateralidad sinérgica de capacidades, evitando la rígida predominancia de alguna de ellas, sería lo que nos ayudaría a avanzar como comunidad humana.
Al parecer los modelos sociales válidos hasta el momento se están estancando de la misma manera que ocurrió con la ciencia cuando la física cuántica planteó contradicciones en los modelos clásicos, principalmente en la explicación del funcionamiento del mundo subatómico. De repente el observador afecta a lo observado y la conciencia del observador parece influir en la materia.
Por otra parte, tampoco la fórmula del racionalismo parece estar siendo lo que ayude al hombre a hallar su principal cometido en la vida que es la felicidad. Por lo menos no parece ser suficiente si es esa la única herramienta disponible.
En contraposición con otros modelos alternativos y todavía minoritarios de mentalidad holística, lo cierto es que el cartesianismo y la dualidad se han impuesto claramente en todos los ámbitos de nuestras vidas: desde los modelos productivos y de consumo, pasando por una acumulación continua y acrítica de bienes materiales hasta el uso que hacemos de nuestro tiempo libre y actividades de ocio.
De esa manera el hombre sigue buscando la llave de su felicidad fuera de sí mismo tratando de alcanzarla mediante la acumulación de bienes materiales y poder adquisitivo. Ello, además de un esfuerzo agotador, le supone invertir la mayor parte de su tiempo a ese fin y vivir con la frustración constante de no alcanzar una meta que nunca acabará de llegar.
Actualmente aquellos que se consideran un modelo de éxito social son aquellas personas que acumulan una mayor riqueza material, y son además los que de una forma más clara aplican un patrón de funcionamiento cartesiano.
Pero, ¿Se puede considerar más feliz a un hombre occidental adinerado que por ejemplo a un joven tibetano budista de vida austera?
Por otra parte, si la sociedad basa su funcionamiento en una preponderancia del modelo racionalista, y sabiendo que una computadora siempre superará en todos los aspectos a un humano en el campo de la lógica: ¿Qué ocurrirá cuando la inteligencia artificial se establezca de forma definitiva en nuestro funcionamiento social? ¿Será el hombre racionalista sustituible por un robot?
Algunos de los empleos actualmente ejercidos por millones de personas dejarán en un futuro de ser realizados por humanos. Esa afectación además podría alcanzar a todos los niveles productivos, también a los puestos de trabajo actualmente mejor considerados como por ejemplo son las direcciones ejecutivas.
En definitiva todos aquellos empleos basados en decisiones y acciones de una lógica estrictamente racionalista serán progresivamente sustituidos por modelos automatizables de inteligencia artificial.
Más allá de cómo consiga funcionar la sociedad del post-empleo y la inteligencia artificial una de las mayores preguntas será cómo administrará el hombre racional su tiempo libre y, lo que es más importante si será capaz de encontrar en él la felicidad.